La forma en la que captamos los espacios no ha de dejar a nadie indiferente. El uso que le damos a los mismos, tampoco. El espacio privado sufre las consecuencias de cada uno de nuestros caprichos, peor suerte corren los espacios públicos: entes olvidados a los largo del tiempo que pierden su cualidad axiomática para transformarse en foco de problemas.
El espacio público, en general, se estipula en el subconsciente colectivo como centro recreacional… ¿o no? Las plazas, el mejor ejemplo de espacio público, se han convertido en víctimas de la globalización y se han transformado, a lo largo de la historia de la humanidad, en sinónimo de espacio vacío. ¿Cuántas son las personas que destinan parte de su tiempo a sentarse en una plaza a nada más que perder el tiempo? ¿Cuántos padres planifican junto a sus hijos una salida de sábado por la tarde a los juegos instalados en las plazas como centro recreacional? ¿Cuántas personas destinan parte de su tiempo a admirar el opacado rol que este espacio, minúsculo en ocasiones, tiene para la sociedad? Largos fueron los años en que las plazas mermaban el cuadro de desarrollo urbano y segregaban a la población según su nivel socioeconómico, aquel tiempo donde las votaciones se hacían a viva voz en una Atenas consolidada o donde las más duras penas caían sobre los delincuentes Españoles. Hoy en día las plazas han perdido su valor. Conocidas en un comienzo por ser entes rizomáticos hoy no son más que un espacio vacío, un foco de problemas identificable por horarios y cuya relación con su entorno no representa ninguna importancia para la población. Se consideran áreas verdes que se han de mantener para cumplir con lo estipulado en el marco legal de lo que llamamos ley, pero ¿importa realmente? ¿Cuál es la percepción social respecto al tema? Nadie se lo pregunta ni menos lo cuestiona, simplemente caminan atravesando el espacio tiempo, agobiados por el trabajo o apurados por el reloj. Lo cierto es que hoy este espacio a perdido su importancia: suelen ser focos de delincuencia, drogadicción o, lisa y llanamente, centro de nada. Podemos decir que evolucionaron con el territorio: las inquietudes han cambiado y, asimismo, el centro de interés. Hoy las grandes ciudades crecen en torno a ejes, no a plazas como en la antigüedad. Ya no es panorama ir a una plaza como lo era antes (aunque aún quedan unos pocos que conservan esta antigua tradición), pues han perdido su cualidad de grandes centros de ocio y han sido reemplazadas por el computador o el nintendo wii. Si bien aún gran cantidad de personas se concentran alrededor de estos espacios públicos (cuya mayoría son turistas), esto es observable sólo en las grandes plazas a nivel mundial y cuya carga histórica permite que esto suceda, no así en las pequeñas plazas, aquellas plazas de barrio que el común de las municipalidades contruye para justificar los gastos en áreas verdes.
El poco interés que se genera en torno a las plazas hace que las personas no se relacionen con el espacio que los rodea de forma tan concreta como hace años atrás, por lo que este espacio ha perdido el poder de moldear el territorio, ahora son suprimibles. Lo curioso del asunto es que han evolucionado: evoluciona para involucionar, otra víctima más de la globalización.
Plaza Sotomator, Valparaíso, Chile
Un tema interesante y que da para hablar y discutir por horas, sin embargo, no creo que la gente que solía frecuentar las plazas, se quede en su casa disfrutando de internet o del Wii. Muchos de ellos, a mi parecer se marchan a las nuevas plazas públicas, los malls.
ResponderEliminarDe hecho, hay una serie de estudios con respecto a eso y una que otra nota en televisión.
La gente busca espacios que les ofrezcan novedades, cosas que les sorprendan, además de la sensación de grandeza y seguridad. ¿Cómo puede competir la pobre plaza pública con sólo unas bancas y áreas verdes contra un coloso de cemento que además de bancas y áreas verdes ofrece también otro gran número de alternativas?
Eso sí, hay quienes aún confían en que las plazas públicas volverán a ser de uso familiar y no para delincuentes, traficantes o sólo para la vista. Muchos municipios a nivel nacional han invertido una buena cantidad de dinero para crear las ya famosas plazas deportivas, las que cada día atraen a más personas a considerar como alternativa de recreación, el paso por la plaza. Es una batalla difícil, pero no imposible de llevar.
Estoy un tanto de acuerdo con el cambio de espacio por parte de ls personas, entendiendo el avance de las necesidades y la mutación de los imaginarios, pero creo también que falta entender el desarrollo del espacio público como tal. Analizar quizás la evolución del espacio público y los cambios en su rol social y denominantemente territorial exiguo actualmente.
ResponderEliminarPor otra parte yo entiendo las plazas del pasado diferente, no como un segregador sino como un aglomerador que no hacía distinciones, es por lo mismo que es público, abierto y libre.
Pero claro está que las situaciones actuales en un mundo de redes, conexión y economía son perjudicadas en estos cambios de paradigmas.
Interesante análisis, pero insisto en el desarrollo más amplio del tema d elos espacios públicos.
Aunque en la actualidad, mayoritariamente, las personas no frecuenten las plazas, no creo que se deba sólo a la evolución de espacios públicos de recreación como el Mall, o a la falta de hábito, sino más bien, a la precariedad de las plazas, el hombre vive en sociedad y en ella se aglomerará, se moldea a sus necesidades que demandarán sus acciones de consumo. Si el mall puede satisfacer sus necesidades y además incluye espacios de recreación social, el hombre acudirá a ellas, pero si existen plazas sólo equipadas con un par de bancas y algunos árboles, prácticamente brillarán por la ausencia de civiles.
ResponderEliminarA pesar de ello, no concuerdo en que las plazas sean suprimibles, más bien, deberían ser re equipadas para atraer a la población. Ya es un avance que algunas implementen maquinas de juegos infantiles, de ejercicios, iluminación, canchas, basureros, comercio artesanal, cómodas bancas y diseño ornamental llamativo. Pero como todo es inversión, mantener una plaza aseada y en buen funcionamiento, cuesta más de lo que se gana.
Considero que involucionan los espacios porque el hombre involuciona su cultura de antaño por el afán de sustituir sus exageradas necesidades.
PD: A opinión personal, yo sería feliz con una plaza en mi barrio.